• La extrema derecha se acomoda en los despachos de inteligencia de Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial, las democracias europeas construyeron burocracias —nacionales y regionales— dedicadas a proteger el orden constitucional contra el fascismo. Pero con la llegada al poder de políticos y partidos ultranacionalistas ha llegado también un desafío a los servicios policiales, de seguridad y de inteligencia.
En Austria, por ejemplo, el aparato de seguridad del Estado, cuya misión ha sido vigilar las amenazas que plantean los neonazis a la constitución del país, ahora está en manos de quienes antes eran los vigilados. “Lo que estamos viendo en Austria es lo que hemos visto en diferentes rincones de Europa: un ataque contra las instituciones independientes, la separación de poderes y el Estado de derecho”, señaló Yascha Mounk, experto en populismo y autor de The People vs. Democracy.